COVID-19 pediátrica en la era pos-ómicron (2022–2024): qué nos exige ahora la evidencia
- Alejandro Díaz

 - 11 sept
 - 2 Min. de lectura
 

Editorial
Fuente principal: Free, R. J., Patel, K., Taylor, C. A., et al. (2025). Pediatrics, 156(3):e2025072788. Revisión: 16 de junio de 2025.
La COVID-19 pediátrica sigue siendo relevante. Sabemos quiénes corren mayor riesgo, disponemos de vacunas y conocemos las capacidades necesarias para responder.
Mientras el cansancio pandémico insiste en instalar la idea de que la COVID-19 “ya no es un problema” en pediatría, los datos recientes de COVID-NET (EE. UU., octubre 2022–abril 2024) nos recuerdan lo contrario. Sí, el perfil ha cambiado: hoy la mediana de edad de los hospitalizados descendió a 1,7 años; sí, entendemos mejor cómo prevenir y atender. Pero la enfermedad grave persiste, concentrándose en los más pequeños y en quienes viven con condiciones médicas subyacentes.
Los hallazgos de Free y colaboradores (2025) son contundentes:
Comorbilidades, la norma. El 58,9% de los niños hospitalizados tenía al menos una condición de base, cifra que asciende al 77% en adolescentes. Prematuridad, asma, enfermedad pulmonar crónica, trastornos neurológicos, obesidad y dependencia de sonda se encuentran sobrerrepresentados, mostrando con claridad dónde se concentra el riesgo.
Vacunación, el talón de Aquiles. Menos del 5% estaba al día con la inmunización. En otras palabras, el 96,2% ingresó sin la protección que ya conocemos.
Gravedad persistente. Uno de cada cuatro hospitalizados requirió cuidados intensivos; casi un tercio necesitó ventilación mecánica o cánula nasal de alto flujo; y, aunque infrecuente, hubo fallecimientos (0,6%).
El patrón etario también se ha rejuvenecido. Frente a los reportes tempranos que ubicaban la mediana en 7–12 años, hoy las hospitalizaciones se concentran en lactantes de 6 a 23 meses, con tasas que superan los 114 por 100.000. La explicación es doble: inmunidad acumulada en los mayores y baja cobertura vacunal en los más pequeños.
Lo que significa para América Latina
Estos datos no son una curiosidad epidemiológica ajena a la región: son una alerta. Para nosotros, en Viralnet LATAM, se traducen en exigencias concretas:
Vacunar donde duele el riesgo. Priorizar la puesta al día en niños pequeños y en aquellos con comorbilidades específicas: pulmonares crónicas, cardiovasculares, diabetes y neurológicas.
No perder ninguna oportunidad. Convertir hospitales, urgencias y consultas en puntos de oferta activa de vacunación, con registro nominal y recordatorios.
Fortalecer la capacidad hospitalaria. Asegurar disponibilidad de cánulas nasales de alto flujo, protocolos de UCI pediátrica y entrenamiento en reconocimiento temprano del agravamiento.
Comunicar con claridad. Explicar a las familias que, aunque muchos perciben la COVID-19 como “leve”, la enfermedad grave en niños no ha desaparecido.
Vigilar con evidencia local. Recolectar y analizar datos sobre comorbilidades, vacunación y desenlaces para ajustar estrategias por territorio.
Una conclusión ineludible
La COVID-19 pediátrica sigue siendo relevante. Sabemos quiénes corren mayor riesgo, disponemos de vacunas y conocemos las capacidades necesarias para responder. Lo que falta es alinear sistemas de salud, comunicación y logística para traducir la evidencia en menos ingresos a UCI, menos ventilaciones y menos duelos familiares.
Ese es el compromiso que Viralnet LATAM pone sobre la mesa hoy: no permitir que la fatiga nos haga invisibilizar a los niños que aún enfrentan la COVID-19 como una amenaza grave y prevenible.
COVID-19 pediátrica en la era pos-ómicron


